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Defensa del territorio desde la ondas en Guatemala y Honduras

  • Anna Jover Segura
  • 31 jul 2017
  • 5 Min. de lectura

Anna Jover Segura, licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, Maestría en Cultura de Paz, experiencia enfocada en análisis de coyuntura en zonas de conflicto, DDHH y dinámicas de construcción de Paz en Latinoamérica. Periodista independiente en medios alternativos y facilitadora de capacitaciones en comunicación comunitaria y educación popular con enfoque de género. Actualmente Co-Coordinadora de Comunicadorxs Populares Por la Autonomía (COMPPA), colectivo que lleva acompañando procesos de comunicación de organizaciones de base, en lucha y resistencia por el territorio desde hace 15 años, especialmente en radio.

La fría bruma cubre la montaña con la tibia luz del amanecer, y a lo lejos suena un viejo transistor que entre sonidos de marimba dice “Buenos días comunidad de Chamtaqá, aquí iniciando transmisión desde la Radio Kamolbé 93.1”.

Pocas horas después, cerquita del mar entre palmeras y la humedad que anuncia el bochorno diurno, a ritmo de bachata se escucha “Buiti Binafi, ya estamos acá de vuelta”. Es la radio comunitaria Waruguma, de Trujillo.

Una está en Guatemala y la otra en Honduras. Y a primera vista quizás pareciera que no tienen nada en común. Sin embargo, ambas forman parte de la Red Mesoamericana de Radios Comunitarias, Indígenas, Garífunas y Feministas de Honduras y Guatemala, creada en el 2009.

La Red Mesoamericana es una red estratégica de alianzas orgánicas que reúne a varias radios comunitarias que nace con la misión de fortalecer las luchas de las organizaciones sociales y los pueblos a los que pertenecen. Actualmente, la conforman 9 organizaciones de base en defensa del territorio y los DDHH, con sus 20 radios comunitarias. El mantenimiento de las radios al aire requiere de un gran esfuerzo y determinación, pues estás son autosostenibles y se conforman por el trabajo voluntario y el compromiso político de la comunidad y las personas que participan cotidianamente.

El principal objetivo de la Red es sumar los esfuerzos de los proyectos de comunicación de sus organizaciones que comparten visiones de lucha más allá de las fronteras culturales, religiosas y étnicas. Y así, establecerse como una red activa y operativa, con capacidad de articulación y respuesta conjunta en un espacio de apoyo mutuo y hermandad.

Esto no es casual, si no causal, pues echando un pequeño vistazo de la situación de DDHH en relación a la libertad de expresión en la región, encontramos algunos datos preocupantes:

En Guatemala, los medios impresos están controlados en su mayoría por el grupo familiar Marroquín, además de ser dueño de Emisoras Unidas con 41 frecuencias. Y aunque la propiedad de la radio, está más dispersa: alrededor de 550 frecuencias donde el 55% está bajo el control de nueve conglomerados empresariales, es significativo que más de la mitad de las frecuencias están en posesión de los mismos dueños de la prensa y televisión. Además, dichas frecuencias se obtienen por subasta, por lo que resulta casi imposible el acceso en igualdad de oportunidades entre medios comunitarios y grandes empresas de comunicación.

En Honduras, un total de 69 periodistas y comunicadores sociales han perdido la vida desde el año 2001 hasta la fecha, según estadísticas de la oficina del Comisionado Nacional de Derechos Humanos (CONADEH), y sólo ha habido 6 sentencias, por lo que el 91% de los casos siguen en la impunidad.

Ante estos síntomas (podríamos encontrar muchos más), y realizando un monitoreo de los medios comerciales (medios oligarcas que responden a unos intereses económicos muy concretos y se encuentran en manos de muy pocos) vemos como sus mensajes criminalizan los movimientos de defensa y los medios alternativos, ridiculizan y folklorizan la espiritualidad y cultura, fomentan la migración y el sexismo y promueven los proyectos extractivistas y de despojo en pro del “desarrollo”.

Todos esos mensajes son desechos de información que se lanzan a las comunidades. Al igual que si fuera un basurero donde se amontonan los desperdicios sin control, y en este caso sin consulta ni aviso a las propias comunidades.

Por ello, las comunidades han dicho basta a la contaminación de su tierra y territorio por parte de mega proyectos y los medios comerciales. Es ahí donde surge la necesidad de crear medios propios, con una identidad propia, donde la apropiación de la tecnología es un proceso en sí por el cual se construyen los medios comunitarios, que como el nombre indica, son de la comunidad creados por la fuerza del tejido social que los mueve e impulsa.

En este sentido, es necesario entender TERRITORIO como algo más completo más allá de la tierra, si no también, cuerpo, identidad, cultura, radioespectro, etc… Y así la primera línea de defensa del territorio es LA PALABRA. Por ello, la radio es usada por los y las comunicadoras comunitarias como una herramienta para amplificar su palabra y sus derechos como comunidades, su ser y sentir particular y propio, en defensa del territorio.

Así ocurre con la radio Waruguma, en Trujillo, perteneciente a OFRANEH (Organización Fraternal Negra de Honduras). En el 2008 la comunidad de Guadalupe, en la bahía de Trujillo costa norte de Honduras, interpuso una demanda en contra del canadiense Randy Jorgensen, conocido como el Rey del Porno, por las compras ilegales de tierras en esa comunidad, pues el plan es abrir paso al puerto de cruceros Banana Coast hasta el proyecto Alta Vista, un megacomplejo turístico en tierras comunitarias. Desde sus radios comunitarias, OFRANEH ha estado organizando y concientizando a la sociedad, lo que le ha supuesto varios atentados y amenazas a líderes comunitarios y comunicadores. El último suceso fue el pasado 18 de mayo cuando el compañero César Geovany Bernardez, comunicador comunitario y miembro de la Coordinación General de la OFRANEH, fue detenido acusado de usurpar un terreno que se encuentra dentro del título comunitario otorgado a la comunidad de Guadalupe. Aunque el juez ordenó su puesta en libertad, el defensor de derechos humanos fue sometido a medidas sustitutivas.

Al otro lado de la frontera, el 20 de marzo del 2017, se llevó a cabo la “Marcha por la dignidad” donde participaron las comunidades q’eqhi’es de Alta Verapaz, convocadas para exigir a las autoridades judiciales que resuelvan de forma definitiva el amparo donde se reconozca el derecho a la consulta a la comunidad de Santa María Cahabón. En este municipio, existe una fuerte oposición a los proyectos hidroeléctricos Oxec I y Oxec II, pues la construcción de los mismos supondría un deterioro al ecosistema de la zona así como la destrucción de lugares sagrados para las comunidades q’eqhi’es. Por su parte, la Radio Kamolbé, perteneciente a la UVOC (Unión Verapacense de Organizaciones Campesinas) ha estado realizando una campaña de información y sensibilización de la población a través de las ondas, creando incluso junto con los y las comunicadoras comunitarias de la Red Mesoamericana una radio revista sobre el tema. http://www.radioscomunitarias.info/radio-revista-escucha-aprende-programa-2-hidroelectrica/

Estos son sólo algunos de los ejemplos de cómo la radio comunitaria está siendo una herramienta de lucha para las organizaciones de base en defensa los DDHH y el territorio. Desde los distintos proyectos de comunicación, y desde la Red Mesoamericana de Radios Comunitarias, Indígenas, Garífunas y Feministas de Honduras y Guatemala se ejerce a diario el derecho a la libertad de expresión, usando la palabra, nuestra primera línea de defensa ante la opresión y nuestra mejor herramienta para el ejercicio de los DDHH.

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