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El sexismo y la cosificación de la imagen de las mujeres un cuestionamiento antiguo y recurrente.

  • Patricia Flores Palacios / Feminista Queer e
  • 19 abr 2017
  • 5 Min. de lectura

Desde hace más de 30 años una de las preocupaciones recurrentes en el ámbito comunicativo es el derecho a la comunicación con enfoque de género, particularmente luego de las recomendaciones de la Declaración y Plataforma de Beijin, emanada en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, marcando un importante punto de inflexión para la agenda mundial de igualdad de género porque fue adoptada de forma unánime por 189 países, comprometiéndose a implementar programas en favor del empoderamiento de la mujer y la igualdad de género. [1]

Desde entonces diversas organizaciones de mujeres a lo largo del mundo han desplegado una serie de acciones para coadyuvar a que los derechos de las mujeres se ejerzan desde los ámbitos comunicativo e informativo, extinguiendo el sexismo, la cosificación, la violencia simbólica y todo tipo de discriminación contra las mujeres, no solo en los propios países, sino también a nivel Regional y Global.

Entre los estudios pioneros del sexismo en las narrativas cinematográficas y que influenciarán en la publicidad y la televisión está el trabajo de Laura Mulvey, teórica feminista de cine y medios masivos, que incorpora la idea freudiana del falocentrismo en su tesis "Visual Pleasure and Narrative Cinema" (1975), enfatizando en la idea de que el cine y la fotografía, sin darse cuenta estructuran a partir de las ideas y los valores de un patriarcado narrativas machistas, asentadas también en la escopofilia, en el placer de la mirada.

Otro de los aportes significativos a los estudios mediáticos y a la cosificación de las mujeres en los discursos los ha proporcionado Teresa de Lauretis a través de la semiótica, psicoanálisis, cine, literatura, género y teoría feminista, con una serie de estudios centrados en la representación cinematográfica de las mujeres, teorizando la espectacularización del cine, la producción del cuerpo y la implantación sexo-genérica (1983).

En el contexto latinoamericano se incorporarían también los trabajos de Vivian Erazo y Adriana Santa Cruz comunicadoras chilenas fundadoras de la revista y agencia de prensa FEMPRESS - Agencia de Prensa Latinoamericana de la Mujer, que nació a principios de los ochenta en México, gracias a un estudio pionero en la región -sobre el modelo femenino transnacionalizado a través de las revistas femeninas de cinco países de América Latina –publicado en el libro bajo el nombre de Compropolitán. (1985)

El modelo transnacional y su modelo femenino- fueron fundamentales para cuestionar y generar la interpelación a las narrativas mediáticas discriminadoras y cosificantes contra las mujeres bajo modelos anglosajones. Desde entonces en distintos contextos se desarrollarán una serie de estudios que cuestionarán la influencia mediática en el reforzamiento de la cultura patriarcal y machista en los discursos ya no sólo cinematográficos o publicitarios, sino en los programas de entretenimiento, incluidos los infantiles y las noticias, ya que amplificarán la subordinación de las mujeres a roles tradicionales como el de madre/esposas, sumisas, objetos sexuales o dispositivos para la venta de todo tipo de productos, no como seres humanos sujetas de derechos.

Gracias a esos antecedentes en 1995 en la Cuarta Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre la Mujer que adoptó por unanimidad la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing (PA), con una premisa fundamental [2]:

“eliminar todos los obstáculos que dificultan la participación activa dela mujer en todas las esferas de lavida pública y privada mediante una participación plena y en pie de igualdad en el proceso de adopción de decisiones en las esferas económica, social, cultural y política.” [3]

La Sección J de la Plataforma de Acción de Beijing enfatizará en la importancia que tienen los medios de difusión para el avance de las mujeres y hace un llamado a una participación creciente; acceso de las mujeres a la expresión y toma de decisiones en y a través delos medios de comunicación; incluyendo las nuevas tecnologías de la comunicación;difundiendo una imagen equilibrada y no estereotipada de las mujeres.

En el Objetivo estratégico J.2. se impulsaba a -fomentar una imagen equilibrada y no estereotipada de la mujer en los medios de difusión, alentando a los medios de difusión a que se abstengan de presentar a la mujer como un ser inferior y de explotarla como objeto sexual y bien de consumo, en lugar de presentarla como un ser humano creativo, agente principal, contribuyente y beneficiaria del proceso de desarrollo; además de fomentar la idea de que los estereotipos sexistas que se presentan en los medios de difusión son discriminatorios para la mujer, degradantes y ofensivos; adoptando medidas efectivas, que incluyan normas legislativas pertinentes, contra la pornografía y la proyección de programas en los que se muestren escenas de violencia contra mujeres y niños en los medios de difusión [4].

Bajo esas premisas en 1995 el Proyecto de Monitoreo Global de Medios, liderado por la Asociación Mundial de Comunicadores Cristianos WACC (conocido por sus siglas en inglés) desarrollará la metodología y diseñó las herramientas de monitoreo para observar la representación de las mujeres en los medios de difusión y particularmente en las noticias, en el que participaron 71 países incluida Bolivia, dando como resultado el primer Monitoreo de los medios en el mundo: La participación de las mujeres en las noticias), experiencia que se replicaría cada cinco años en todo el mundo.

La metodología del Proyecto de Monitoreo Global de Medios - GMMP posteriormente sería adaptado y adoptada e distintos contextos del mundo para analizar el contexto mediático no sólo noticioso, sino también de otros soportes comunicativos con perspectiva de género. Desde el año 1995 Bolivia se ha sumado al Monitoreo a través de organizaciones como la Red de Trabajadoras de la Información y Comunicación –Red Ada, la Coordinadora de la Mujer que en los años 90 que impulsó una serie de jornadas para “Promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer” desde la cobertura informativa, así como el trabajo realizado por el Centro de Promoción Gregoria Apaza el 2010 y Colectivo Cabildeo el 2015 permitiendo un acercamiento a la problemática y al comportamiento noticioso en el contexto del país, impulsado diversas actividades y procesos de incidencia que promuevan el derecho a la comunicación con equidad y sin discriminación, pero al mismo tiempo evidenciando prejuicios de género, discriminación contra las mujeres, incluidas las mujeres campesinas, indígenas y originarias; así como la estereotipia y la cosificación en distintos estudios, incluida la publicidad.

El último Monitoreo Global de Medios realizado el 2015 y del que participaron 144 países incluido Bolivia [5] devela que todavía el mundo sigue siendo visto desde la perspectiva noticiosa masculina y de una cultura donde prima la desigualdad de género; la violencia y la discriminación contra las mujeres, así como la manera en la que los medios representan a hombres y mujeres en tanto un indicador esencial para ver el avance hacia la igualdad de género y el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, pero a la vez, muestra una cartografía para impulsar una comunicación respetuosa de la dignidad y sin que se ejerza violencia desde mensajes sexistas o cosificantes.

La mayoría de las noticias responden a la visión masculina/universal/natural del mundo a través del uso de términos genéricos que designan tanto a hombres como a mujeres.

La generación de evidencia de las narrativas de los medios masivos sobre las dinámicas cotidianas de las personas, las sociedades, sumadas a la prácticas periodistas, lamentablemente continúan reforzando las desigualdades en la representación de las mujeres en el panorama medial bajo paradigmas machistas, sexismo o cosificación, que siguen perpetuando la subordinación de las mujeres desde la discursividad, aunque también cada vez mas se generan diversas opciones comunicativas que defienden el derecho a la comunicación con equidad, justicia y sin ningún tipo de discriminación, por lo que los estudios impulsados por la WACC y el Proyecto del Monitoreo Mundial de Medios son importantes porque permiten tener incidencia en distintos contexto, no solo locales o nacionales, sino a nivel global como en Naciones Unidas o la UNESCO, para impulsar avances hacia una comunicación respetuosa con los derechos de las mujeres y con el derecho a la comunicación e información.

[1] http://www.unwomen.org/es/how-we-work/intergovernmental-support/world-conferences-on-women#sthash.5kcUpT2q.dpuf

[2] http://www.unwomen.org/es/how-we-work/intergovernmental-support/world-conferences-on-women

[3] Idem

[4] Idem.

[5] http://whomakesthenews.org/gmmp/gmmp-reports/gmmp-2015-reports, Colectivo Cabildeo

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